Fernando “Michael” Alonso, un campeón inalterable
Otra vez Toro Rosso fue la escudería que salvó el honor de las Ferrari y Sebastian Vettel volvió a sumar puntos – La debacle de FerrariEspecial para MAGAZINE DEPORTIVO www.elpotrero.com.ar por Carlos R. Capdevila
A poco más de un año de su última victoria con McLaren, Fernando Alonso volvió a demostrar que sigue siendo el candidato de fierro a suceder a Michael Schumacher como campeonísimo y superdotado. Y ésto no fue todo: Ganó la carrera número 20 de su carrera deportiva; ganó la carrera número 800 de la historia de la Fórmula Uno; y ganó la primera carrera que se disputó en horario nocturno en los casi 60 años de vida de la categoría máxima del automovilismo internacional, cada día más cercana al show mediático, pero categoría máxima al fin.
El asturiano, siempre cuidadoso y mesurado en sus declaraciones, apreciaciones y estimaciones en todo lo que ha transcurrido de 2008, admitió antes de largar la artificialmente iluminada carrera de Singapur que no tenía posibilidades ciertas de aspirar a la victoria. Seguramente todos los que le escucharon le dieron la razón. Pero, como diría el siempre vigente Chavo del 8 : “no contaban con mi astucia”.
Dicho en otras palabras, Fernando Alonso, pese a sentarse en el cockpit de un auto inferior a sus rivales de las casas Ferrari, McLaren-Mercedes y Sauber-BMW, percibió que le habían dejado la pelota picando y no erró. Hizo un gol de media cancha. Puso en blanco sobre negro que su talento está intacto y, para bien del automovilismo, esperemos que don Flavio Briatore se digne a invertir tiempo y dinero en desarrollar un auto acorde a su piloto, o irremediablemente lo perderá. Es un desperdicio que este joven malgaste su impronta en medios que no están a su alcance. Honor al mérito, por cierto.
Esta fantástica carrera ganada en Singapur a la hora de ir a la cama, demuestra –por otra parte— que sus quejas del año pasado eran justificadas cuando el equipo anglo-germano que dirige Ron Dennis mimó descaradamente a su otro volante: Lewis Hamilton, quien –dicho sea de paso— corrió con suma inteligencia en esta ocasión y sumó puntos de oro en su lucha con el siempre errático Felipinho Massa. Los pilotos de Maranello pueden bien ser tildados de cambiantes, oscilantes, impredecibles y –en definitiva-- tal vez deberían hacer mejor los deberes para seguir sentaditos en los autos rojos. Deben intentar estar a la altura de lo que representan, si es que pueden.
Ni hablar del error tremendo y –al parecer-- compartido con el pit que protagonizó el entonces líder de la competencia; al que se sumó una penalización y un posterior deambular sin pena ni gloria, mientras su coequiper Kimi Raikkonen, el hombre de hielo, lastimaba su Ferrari contra uno de los muros de uno de los circuitos que realmente deberían dejarse de lado, por todo concepto y pese a las “muchas millones” de razones que algunos podrán exhibir.
Qué vergüenza! Otra vez Toro Rosso salvó la ropa de los motores de los sucesores del comendattore Don Enzo. En Monza fue Sebastian Vettel quien llevó la gloria y sorprendentemente lo mismo ocurrió en Asia, anoche.
Y hoy escuché hasta el cansancio que el fuerte golpe de Nelsinho Piquet contra un muro lateral del circuito, fue el disparador de la magnìfica epopeya que logró Fernando Alonso. Puede ser que así haya sido, no voy a discutirlo, pero que quien tuvo la oportunidad supo aprovecharla al máximo, nadie podrá negarlo. Fernando “Michael” Alonso vió una lucecita en la oscuridad y hacia ella se dirigó con talento, astucia y arrojo. Lo que no es poco.
Y permítaseme una disquisición que tiene mucho que ver con mi terruño, Necochea, cuando en el verano de 1974 el Club Palermo inauguraba las carreras nocturas en el circuito-parque “Pedro Zugazúa”, esforzadamente iluminado para que en el mismo compitieran las categorías Turismo Mat y Sierras y Cafateras. Salvando las distancias, un hecho pionero, por cierto
